¿Qué ladrón le puede interesar el expediente de la CEAPP y robarlo?

El día 09 de enero del 2018, el colega periodista, Jesús Santander dejó de contestar las llamadas. Su jefa, Liliana Barradas del portal de noticias Expresión de Veracruz, intentó por equis número de veces ubicarlo y su teléfono celular siempre la mandaba a buzón en automático. No se presentó a trabajar y por ello, despertó incertidumbre su ausencia pues de acuerdo a la versión de su jefa, es muy responsable.

Columna: Fuera de Foco / Por Silvia Núñez / Veracruz, Ver. / 12 de enero del 2019

Varias colegas advierten –que conocen y tienen amistad con él- que el último lugar en donde lo vieron, fue en el Congreso del Estado el día 08 de enero del año en curso. Desde ese día, nadie había podido hacer contacto con él, como tampoco les fue posible verificar si se encontraba en su domicilio. Desconocían la dirección actual y el único que sabía su actual residencia es Jorge Morales Vázquez, secretario ejecutivo y Ana Laura Pérez Mendoza, presidenta; ambos de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas (CEAPP). Jesús Santander había sido reubicado por dicho ente, luego de las amenazas que recibió en su anterior domicilio.

El elefante blanco fue el encargado y responsable de buscar e instalarlo en su nuevo domicilio. Por ello, los colegas le solicitaron a Jorge Morales y Ana Laura Mendoza que le proporcionaran su dirección para constatar si no se encontraba en ella. Estos se justificaron –e interfirieron en la búsqueda- que sólo lo harían a través de los canales oficiales de las instancias procuradoras de justicia.

Colegas en la ciudad de Xalapa alertaron a los medios de comunicación sobre su desaparición. Compañeras periodistas, acompañaron a Liliana Barradas a interponer la denuncia pertinente ante la Fiscalía General del Estado, donde notificaron que el secretario ejecutivo de la CEAPP, Jorge Morales, se habría negado a establecer protocolos para la búsqueda del compañero y a brindar información sobre la dirección de su vivienda.

Otro colega de la zona sur, se dio a la tarea de localizar a la familia del compañero. Llegaron a casa de su madre, quien quedó en shock al saber que su hijo estaba desaparecido. Sus familiares advirtieron que ahí no se encontraba y que se había trasladado a la ciudad de Xalapa desde el lunes.

El caos se empezó a presentar, cuando la prensa oficial de la CEAPP inició a filtrar en las redes sociales la versión de que Santander ya había aparecido. Supuestamente se encontraba en buen estado de salud. Dicha estrategia es una mecánica usual ordenada por el secretario ejecutivo y la presidenta de la CEAPP. Una cobarde y patética estrategia para engañar, para manipular y criminalizar a la víctima.

A través de una cuenta de Facebook, un tipo de nombre Karlos Benitz quien según su perfil en la red social, se “vende” como Asesor y Consultor en Materia y Marketing Político, Campañas Electorales y DDHH en la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión y demás monerías; publicó “Jesús Santander de la Zona Sur de Veracruz está sano y salvo (…) Me confirman (…) Gracias amigo y periodista Noe Zavaleta corresponsal de la revista Proceso en el estado de Veracruz, por la aclaración y confirmación (…)”. En la interlocución por mensaje de inbox al tipo, dijo que Ana Laura Pérez Mendoza le había confirmado que el colega se encontraba bien y que ya había sido ubicado.

Lo curioso de este entramado, es que desde tiempo atrás, Jesús Santander ha sido literalmente hostigado por el propio secretario ejecutivo de la CEAPP, Jorge Morales Vázquez. Desde tiempo atrás, Morales le exigía que le entregara documentación importante que el colega tenía y que evidenciaba la falta de atención que la comisión había incurrido con relación a su delicado caso.

Era muy sospechosa la actitud de Ana Pérez Mendoza. Su respuesta pasiva pese a la gravedad de la situación, alarmaba. “Buenas noches, respetuosamente les solicitamos que mantengan la calma. Ya hemos tenido incidentes parecidos con el compañero Santander, y hasta ahora no tenemos indicios de que haya sucedido algo que implique un riesgo mayor. De todas formas estamos procediendo como se debe”. Jamás hicieron absolutamente nada. Pero su tranquilidad parecía una postura cínica de parte de la columnista de Notiver y presidenta de la CEAPP.

Su renuencia a proporcionar la ubicación del domicilio del colega ahora, se convierte en una sospechosa conducta que la autoridad deberá de tener en cuenta. La mujer notiveriana, insistía sobre el respeto de un protocolo y dijo que la información sobre su ubicación, solo la harían a través de las conductos oficiales, para supuestamente salvaguardar la integridad física del compañero.

En la madrugada, luego de que Liliana Barradas y otras compañeras del gremio interpusieron la denuncia ante la FGE. Al término de la diligencia, el fiscal solicitó a Jorge Morales le proporcionara la ubicación de Santander. Su postura era indignante. Continuaba negándose a proporcionar información sobre el domicilio del compañero. Nadie entendía su cerrazón. Hablaba de una “secrecía” institucional que le exigía la autoridad.

A todos nos parecía extraño que tanto la señora presidenta y el secretario ejecutivo manifestaran una tranquilidad inusual. Siempre argumentaban que Santander se encontraba sano y salvo. Como si ellos, contaran con información privilegiada sobre la condición de él. Como también sus periodistas oficiales, utilizaron la misma estrategia de siempre. Calumniar. Temen perder su “chayotito” que mes con mes le arroja Ana Laura Pérez Mondoza les proporciona.

El día 10 de enero del año en curso, Jesús Santander despertó desorientado. Recuerda con horror que en la madrugada del día anterior, cuando se encontraba dormido, una mano que le tapaba la boca. El “trapo” que le impedía respirar estaba humedecido con algo que le impedía poder aspirar oxígeno. Fue hasta la mañana del 10 de enero del año en curso que despertó. No entendía que había pasado y lleno de miedo se dio cuenta que su vivienda se encontraba absolutamente revuelta. Como pudo revisó –no cuenta con muchos posesiones- y rápidamente se percató que el expediente completo de la CEAPP y de la Fiscalía General del Estado, habían desaparecido junto con dos mil pesos y su aparato celular y una lap top. Esos documentos que tanto le exigía Jorge Morales.

El desorden fue tal vez el escenario perfecto para dar el mensaje de un robo. Se vistió y tomó la decisión de salirse del lugar que el propio Jorge Morales Vázquez había buscado para él, ya que su chofer de Morales (Galdino), resguardó hasta el nuevo domicilio al periodista, incluso pidió informes a la casera del costo de la renta. Nadie más sabía dónde vivía. Fue la orden expresa que le impuso el secretario ejecutivo, luego de que lo instaló en el lugar. No podía darle la dirección a nadie. Ni a su familia, ni a su jefa, quien un día antes, desesperada lo buscaba por todos lados y terminó interponiendo una denuncia en la FGE por su desaparición.

Solo atinó a marcarle a Liliana Barradas para advertirle lo sucedido. “Entraron a robar a mi casa (…) Me drogaron (…) Yo no sabía hoy que desperté que día era (…) Se llevaron papeles de la fiscalía, de la CEAPP (…) Apenas hoy recuperé el conocimiento”. Jesús estaba realmente alterado, asustado, desorientado y con mucho miedo. En su conversación se podía constatar el horror que este hecho le había originado.

Jorge Morales se trasladó al café de La Parroquia ubicado en calle Enríquez zona centro de la ciudad capital, para hablar con los medios donde dio declaración absolutamente falsa. Notificó a los medios de comunicación que Santander estaba haciendo atendido por la CEAPP oportunamente y que lo acompañarían a la fiscalía a declarar.

Mentira tras mentira. Cuando los colegas que mantenían al resguardo fueron quienes realmente le impidieron a Jorge Morales hacer presencia ante la fiscalía. Jesús Santander interpondría su denuncia ante las autoridades lejos de él y sin ayuda de ese elefante blanco.

Luego de este acontecimiento, muchas preguntas saltan y evidencian un modus “operandi” muy absurdo y “pendejo” por parte del o las personas que se metieron a la casa de Jesús Santander.

Las autoridades la tendrán muy fácil para dar con los autores intelectuales responsables de este gravísimo hecho. El secuestro agravado será la línea de investigación del o los responsables de este acto delincuencial perpetrado en contra del joven periodista. La cárcel, será pues, la próxima morada de quienes operaron y orquestaron este acto cobarde y ruin. Digno de mentes enfermas y psicóticas.

Otra pregunta importante que uno debe de hacerse, es:

¿A qué ladrón le puede beneficiar el expediente completo de la CEAPP y la fiscalía?

¿Se podrán vender estos papeles –que para un ladrón común los utilizaría como papel de baño para su casa- al mejor postor?

¿Quién podría beneficiarse por este hurto?

¿Será que tanto Jorge Morales, Ana Laura y sus amigos periodistas sabían que Santander estaba en su casa inconsciente?

Habría que preguntarles al secretario ejecutivo y a la señora presidenta de la CEAPP, pues ambos tendrán que aportar información al respecto y el valor que tiene una montaña de papeles que solo tenían valor para la Comisión y para el hoy afectado.

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